DESCRIPCIÓN: |
Consiste en una masa de aire inestable,
girando furiosamente y elevándose rápidamente alrededor del centro de un área de baja
presión atmosférica. Se le ve como un torbellino largo y estrecho, a modo de una
"chimenea", que va desde una nube de tormenta hasta el suelo o muy cerca de él.
Son típicos en Norteamérica y la época más propicia para su aparición es el comienzo
del verano.
En términos de violencia concentrada y destructiva, ninguna otra tempestad atmosférica
tiene comparación con el tornado. Generalmente tienen un diámetro inferior a un
kilómetro aunque muchas veces apenas llegan a los 100 metros. No suelen estar
acompañados de abundantes precipitaciones, pero si de fortísimos vientos, con
velocidades que pueden superar los 350 kilómetros a la hora. Suelen desplazarse a una
velocidad media de unos 40 km/h.
Sin embargo, no es el viento la única fuerza destructora del tornado. La presión en el
centro de la tormenta es extremadamente baja, de modo que cuando el tornado pasa por un
punto determinado hay una repentina caída de la presión. Si esto sucede sobre un
edificio, el resultado es que la presión dentro de él de repente es mucho mayor que la
exterior; el edificio "explota" en el sentido literal de la palabra.
Además, existen violentas corrientes de aire ascendente, que pueden superar los 200
kilómetros a la hora y que son suficientemente fuertes como para levantar el ganado y a
las personas, transportándolos a grandes distancias. No es de extrañar que en algunas
zonas donde estas tempestades son frecuentes se produzca la "lluvia de ranas",
fenómeno que sucede cuando el tornado pasa por algún estanque absorbe el agua y todo lo
que se encuentre en él, transportándolo hasta la nube y posteriormente con la
precipitación vuelve al suelo.
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