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Mi amigo, mi compañero, la persona que desinteresadamente me ayudaba con esta
página de Astronomía, acaba de fallecer. Desde hoy quiero que este lugar sirva para
recordarle, sea su homenaje, para que en todo momento tengamos en nuestro corazón a una
persona maravillosa que siempre ha ayudado a sus amigos y nunca les ha vuelto la espalda.
Para despedirle, quiero utilizar unas palabras que Carl Sagan escribió en su libro
"COSMOS":
"EN LA VASTITUD DEL ESPACIO Y EN LA INMENSIDAD DEL TIEMPO MI ALEGRÍA HA SIDO
COMPARTIR UN PLANETA Y UNA ÉPOCA CON TOMÁS CABALLERO".
Por siempre y para siempre, descansa en PAZ compañero.
Madrid, 15 de julio de 2004.
INTRODUCCIÓN
En esta parte de mi página personal voy a intentar acercar algunos aspectos de
otra ciencia que a mí me gusta mucho, la Astronomía. Para ello voy a
utilizar: los datos de salida y puesta del Sol y de la Luna, una descripción del cielo
mes a mes, comentar las efemérides más importantes que se vayan produciendo y por
último enlaces de interés.
Y para entrar en materia nada mejor que algunos comceptos astronómicos muy
conocidos, que relacionan mis "dos ciencias" favoritas y que podeís encontrar
en el segundo capítulo de mi libro:
LOS MOVIMIENTOS DE LA TIERRA EN EL ESPACIO Y LA RADIACIÓN SOLAR COMO CAUSAS DEL ROMPECABEZAS METEOROLÓGICO
Introducción
La causa principal del rompecabezas meteorológico es el Sol y el movimiento de la Tierra posición respecto de él. Recordamos que nuestro planeta está dotado de dos movimientos astronómicos principales:
Otro punto importante es la inclinación de 23º 27' del eje imaginario de rotación terrestre con respecto a la eclíptica, o plano que forma nuestra órbita alrededor del Sol.
Todos estos movimientos provocan las estaciones, la sucesión de días y noches y las diferencias de temperatura consiguientes entre los distintos puntos de nuestro planeta, dando lugar a todos los fenómenos meteorológicos que conocemos.
Las estaciones
Desde niños sabemos que el año tiene cuatro estaciones primavera, verano, otoño e invierno. Las dos primeras componen el medio año en que los días duran más que las noches, mientras que en las otras dos las noches son más largas que los días.
Ilustr. 1. Mecanismos de las estaciones. Fuente: Fernando Llorente Martínez.
A causa de la inclinación del eje de rotación, estas cuatro divisiones del año no se producen al mismo tiempo en ambos hemisferios, sino que están invertidas el uno con relación al otro; cuando aquí, por ejemplo, es verano, en el hemisferio austral es invierno.
Las estaciones están determinadas por cuatro posiciones principales, opuestas dos a dos simétricamente, que ocupa la Tierra durante su recorrido entorno al astro rey y que reciben el nombre de solsticios y equinoccios. El comienzo astronómico de las estaciones se produce cuando nuestro planeta alcanza alguno de esos puntos, la primavera comienza en el equinoccio de primavera, el 20 o 21 de marzo, durando hasta el solsticio de verano 21 o 22 de junio, momento de comienzo del verano -cuando el sol ilumina más nuestro hemisferio y más horas de luz hay-, que durará hasta el equinoccio de otoño -lo mismo que en el de primavera, la iluminación es igual en ambos hemisferios, doce horas de luz y doce de oscuridad- el 23 o 24 de septiembre fecha de comienzo de esta estación, y, finalmente, cuando alcancemos el día el 21 o 22 de diciembre, solsticio de invierno, entraremos en esta estación -que es cuando menos horas de luz disfrutamos-. La causa de que las estaciones no principien siempre en el mismo momento, es debida a las perturbaciones que sufre la Tierra en su giro alrededor del Sol.
Ilustr. 2.
Posición de la Tierra respecto al Sol en los solsticios y en los equinocios.
Estas tres imágenes nos muestran la posición de la Tierra respecto al sol en distintos momentos del año. En el dibujo A nos encontramos en el "solsticio de verano"; la insolación media en nuestra latitud es de 15 horas; a 53º norte, cerca de 17 horas y en el Polo Norte, 24 horas -6 meses de luz-; mientras que en el Hemisferio Sur empieza el invierno, 6 meses de oscuridad en la Antártida. En el dibujo B nos encontramos en el "solsticio de invierno"; la insolación media en nuestra latitud es de unas 9 horas; reduciéndose a medida que nos acercamos al Polo Norte donde es de noche -6 meses de oscuridad-. En el Hemisferio Sur se inicia el verano y en el Polo Sur comienzan los 6 meses de luz. En el último dibujo, el C, tenemos la posición de la Tierra en los dos equinoccios, primavera y otoño. La insolación media es de 12 horas en todas las latitudes geográficas. Las flechas representan los rayos solares. Fuente: Fernando Llorente Martínez
Estas cuatro estaciones no tienen la misma duración, principalmente a causa de la órbita terrestre, pues la Tierra recorre su trayectoria alrededor del astro rey con velocidad variable, más aprisa cuanto más cerca está del Sol y más despacio cuanto más alejada se encuentra. Esto también provoca que el rigor de cada estación no sea el mismo en ambos hemisferios. Nuestro planeta está más cerca del astro rey a principios de enero que a principios de junio, y en conjunto, a parte de otros factores, el invierno en nuestro hemisferio es menos frío que en el Hemisferio Sur y el verano en éste es más caluroso que en el nuestro.
Radiación solar
Podemos considerar que el Sol es el "motor" de nuestro planeta, como si fuera una gigantesca pila de fusión nuclear, convirtiendo en su seno el hidrógeno en helio a un ritmo de 700 millones de toneladas cada segundo y emitiendo una cantidad enorme de calor en forma de radiación electromagnética; de la cuál a la Tierra le corresponde aproximadamente una energía de 2 calorías por centímetro cuadrado y por minuto, que es la llamada constante solar.
La radiación que emite el Sol es de onda corta, con un espectro que va desde el ultravioleta hasta el infrarrojo, estando centrada en la parte visible del espectro, siendo este el motivo por el cuál la mayoría de los seres vivos ven en esta frecuencia de radiación. Parte de este flujo lo absorben o reflejan los componentes atmosféricos -ozono, vapor de agua, nubes, etc.- y otra parte llega a la superficie de la Tierra. Una vez que esta energía entrante es absorbida por el sistema terrestre de atmósfera-superficie, se transforma en energía calórica; que a su vez también es reenviada al espacio, pero en forma de radiación de onda larga, como radiación infrarroja. Esta radiación no es detectable por el ojo humano, pero si puede ser sentida por nuestra piel. Por ejemplo, cuando la resistencia de un calentador eléctrico esta al rojo vivo, radiará tanto radiación infrarroja como visible; pero cuando lo apagamos, gradualmente perderá su color -radiación visible-, pero si acercamos una mano, notaremos el calor, porque continua emitiendo radiación infrarroja.
Pero no toda la energía que radia la Tierra se pierde directamente al espacio exterior, una parte es absorbida por los gases y las nubes de la atmósfera, produciendo el llamado efecto invernadero. Los principales gases que lo producen son el oxígeno -en ciertas longitudes de onda- y el vapor de agua -el más importante-, junto con el dióxido de carbono, el óxido nitroso, el metano, el ozono y los clorofluorocarbonados. Mientras que el gas dominante en la composición de nuestra atmósfera, el nitrógeno, es totalmente transparente a esta radiación. Por último, no debemos de olvidarnos de las nubes, que también son un fuerte absorbente de la radiación infrarroja. Un ejemplo del poder absorvente del vapor de agua y de la nubosidad, lo podemos observar si comparamos una noche de invierno, con aire seco y sin nubosidad en el cielo, con otra de cielo nublado y humedad. En el primer caso, muy poca de la radiación infrarroja emitida por la Tierra regresará a su superficie, de tal forma que la temperatura en este tipo de noches bajará significativamente; mientras que en el segundo caso, la radiación emitida por la superficie terrestre es absorbida por las nubes y el vapor de agua y re-radiada hacia la superficie, evitando así que la temperatura descienda mucho.
Balance energético global
Puesto que se ha comprobado que la temperatura del sistema tierra-atmósfera, unos 15 grados centígrados, no ha variado sensiblemente en los últimos tiempos; y ya que la energía recibida del Sol es una constante, nuestro planeta debe de perder una cantidad igual de energía que la recibida.
A este intercambio de energía se le conoce como balance energético espacio-tierra-atmósfera. Demos a la radiación solar incidente de onda corta que llega a nuestra atmósfera un valor de 100 unidades. Entre el ozono estratosférico, el vapor de agua, el dióxido de carbono y las nubes, se produce una absorción de 18 unidades. Las nubes, a su vez, reflejan radiación hacia el espacio, por valor de 24 unidades, y el resto de partículas atmosféricas reflejan otras 7. Por tanto, la energía que llega al suelo, bien directa o indirectamente es de 47 unidades; de las cuales, los distintos componentes de la superficie terrestre reflejan una media de 4.
La superficie de la Tierra transforma la energía solar en radiación de onda larga -calorífica-, que al emitirla hacia el espacio, a la temperatura de 15 grados centígrados, le corresponden 114 unidades; de las cuales, 109 son absorbidas por el vapor de agua, el dióxido de carbono y las nubes, calentando así las capas bajas de la atmósfera. Esto supone que la troposfera se calienta por abajo, y no desde arriba como podíamos pensar en un primer momento; esta es la explicación del descenso de la temperatura con la altura en esta capa inicial atmosférica. Por tanto vemos que sólo 5 unidades de la energía que pierde la superficie terrestre se escapan directamente al espacio.
Nuestra envoltura gaseosa irradia también parte del calor recibido de la tierra hacia el espacio, 57 unidades, y devuelve hacia el suelo otras 96. Para completar el balance energético, tenemos que tener en cuenta la energía que se produce en los procesos internos de nuestro planeta y en los intercambios de calor entre la evaporación y condensación; con lo cual nos encontramos con otras 29 unidades. Además, si sumamos el albedo de nuestro planeta, "porcentaje de energía reflejada directamente por la superficie de la Tierra hacia el espacio", 35 unidades, a la energía perdida al espacio por la atmósfera, 65 unidades, igualan a la recibida desde el Sol 100 unidades.
Ilustr. 5. Balance energético global. Fuente: Fernando Llorente Martínez.
Resumamos y a la vez verifiquemos el balance en cada una de las cuatro regiones en las que se produce intercambio de energía:
Como podemos comprobar no existe pérdida ni ganancia de energía y gracias a todos estos hechos naturales, se puede mantener el equilibrio térmico de nuestro planeta.
Espero que esta introducción haya sido de su agrado. Si está interesado en participar en nuestra página, bien sea con una colaboración o con preguntas o con alguna fotografía, sólo tiene que escribir al correo electrónico que aparece a continuación:
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